El honor es una cualidad moral que lleva al sujeto a cumplir con los deberes propios respecto al prójimo y a uno mismo. Se trata de un concepto ideológico que justifica conductas y explica relaciones sociales.
Existen diversas reglas compartidas que se basan en ideales
y que constituyen lo que supone una conducta honorable dentro de una comunidad. Por ejemplo: estafar a
los padres para obtener dinero no es un comportamiento honorable. Una actitud
cobarde, por otra parte, atenta contra el honor de una persona.
El honor, en muchos casos, está vinculado a la dignidad. Si un hombre insulta a la mujer de
otro, éste debe, de alguna forma, defenderla y salvar su buen nombre. En caso
contrario, vería afectado su honor. De la misma manera nos encontramos con la
existencia de una expresión que emplea el término que estamos abordando en
estos momentos. Se trata de la locución verbal “hacer honores a”, con la que se
viene a dejar patente que se está demostrando que alguien es digno de un
elemento o hecho concreto. Un claro ejemplo de ello sería la siguiente frase:
“El Príncipe con su intervención hizo honores a su título”.
En este sentido, tampoco hay que olvidar otra locución que también usa el citado concepto. Se trata de “hacer los honores”. Una locución verbal esta que cuenta con dos significados posibles. Así, en primer lugar, se utiliza para determinar que un anfitrión está atendiendo de manera conveniente a sus invitados. Y por otro lado, se refiere a los propios invitados cuando toman bastante comida de la que les han puesto manifestando así aprecio por ella.
El honor es un concepto con diversas valencias, según se tome en una acepción subjetiva (lo que uno siente como su propio honor) o en su acepción social, como elemento que entra en juego en las relaciones sociales en muchas civilizaciones.Implica la
aceptación personal y la construcción en el imaginario social, e incluso en la superestructura jurídica,
de una cualidad moral vinculada al deber, a la virtud, al mérito, al heroísmo; que trasciende al ámbito familiar, de la
descendencia (la sangre y la casta)
y de la conducta sexual; que se refleja en la opinión, la fama o la gloria y en diferentes ceremonias de
reconocimiento público; y que produce recompensas materiales o dignidades,
como cargos, empleos, rentas, patrimonios, herencias, etc.
Específicamente cumplió esa función durante un gran periodo de la historia de
la civilización occidental,
con conceptos precedentes en la Antigüedad clásica grecorromana
y en los pueblos germánicos,
llegando a una alta codificación desde la
conformación del feudalismo de Europa Occidental en la Edad Media. Continuó operante en las sociedades de Antiguo Régimen (la Edad Moderna en Francia, España, etc.) mientras la nobleza siguió siendo clase dominante en la sociedad estamental. El
concepto pervivió en formaciones sociales históricas que
se convierten en sociedades de
clase o burguesas (Inglaterra) durante la Edad Contemporánea; pero
su función es ya otra, exagerando sus extremos más románticos (por ejemplo,
el duelo, que tiene su edad de oro en el siglo xix).
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