Históricamente, desde una perspectiva humana, la
respuesta es bastante sencilla. Los líderes judíos conspiraron contra Él, Judas
lo traicionó, Herodes y Pilato lo juzgaron y los soldados romanos lo
ejecutaron.
Varias personas y grupos fueron responsables de su muerte. Como dice Lucas: “lo clavaron en una cruz por manos de impíos” (Hch 2:23).
Pero hay otro ángulo a considerar. Como también dice Lucas con anterioridad en el mismo versículo, Jesús fue “entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios” (Hch 2:23). Para llegar al meollo de la pregunta de por qué Jesús murió, tenemos que pensar desde el punto de vista de Dios. Teológicamente, desde la perspectiva de Dios, podemos mencionar dos razones principales
Jesús murió para acercarnos a Dios
“Cristo murió por los pecados una vez
por todas, el justo por los injustos, para llevarte a Dios” (1
Pedro 3:18).
2. Jesús murió para revelar el carácter
de Dios
No es que no supiéramos nada de Dios antes de la
muerte de Cristo. Su cuidado providencial por la creación revela su amor. Sus
promesas a Abraham muestran su preocupación por el mundo entero. Pero en la
cruz vemos el clímax de sus pactos con Israel y somos testigos de la prueba
final y dramática de su amor y justicia.
Dos textos de Romanos aclaran esto: “Dios demuestra su
amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”
(Ro
5:8). La muerte de Cristo aclara cualquier duda de que Dios nos ama. Nos
asegura que no importa lo que nos depare la vida, podemos confiar en que “El
que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también junto con Él todas las cosas?” (Ro
8:32).
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